Sé que os había
prometido empezar a contar mi historia en este post pero no va a poder ser. Os
estaréis preguntado por qué. La respuesta es que el sábado fue un día muy
importante para mí. Hace ya un año que tuve que despedirme de una de las
personas más importantes para mí.
¿Que cómo comenzó todo?
Yo soy de esas
personas que creen en las coincidencias y de que todo pasa por alguna razón. En
2014 estaba ingresada en el hospital debido a una infección, debido al cambio
de habitaciones me trasladaron a una nueva habitación. Y allí estaba ella, ni
siquiera hubiera podido imaginar que esa mujer sería alguien tan importante al
día de hoy. Iban pasando los días y compartíamos momentos juntas, ella me contó
su historia, su gran lucha contra el cáncer hace 17 años y que había superado.
En la actualidad tenía problemas de respiración por lo que estaba ingresada
para que le hiciesen más pruebas. Llego el día de su alta y cómo todos bien
sabéis siempre se suele decir lo mítico de dame tu número y seguiremos en
contacto pero nunca sucede, este en cambio fue diferente. Días después salí del
hospital y seguimos viéndonos aunque ella tenía 51 años y yo 20 creo que nunca
había conocido una relación de amistad tan bonita y sincera, en realidad yo era
como una hija para ella y ella una madre para mí. Un año después llegó la
noticia, el cáncer había vuelto en su vida y tenía que ser operada del brazo ya
que el tumor del pulmón se había extendido en metástasis en los huesos del
brazo. Superó la operación y yo no podía más que ofrecerle mi compañía en esos
días en el hospital. Salió y fue tratada con radioterapia, aunque ella se
encontraba bien no perdíamos las esperanzas. Ella era de esas personas que
nunca la verías triste ya que siempre tenía una sonrisa que ofrecerte sin
pedirte nada a cambio. Pasaba findes de semana en su casa con ella y su marido,
creo que la felicidad se trata de eso, de compartir momentos con las personas
que te quieren y que quieres ya que esos momentos te llenan personalmente de
tal manera que no necesitas nada más. Tras un tiempo una prueba detectó que el
cáncer se había extendido al hígado y que la situación no era nada buena, debía
de comenzar quimioterapia lo antes posible. Creo que nunca olvidaré una charla
que tuve con ella una tarde, donde sus palabras fueron: “Que tenga que vivir el
tiempo que sea, sea largo o corto pero no quiero sufrir.” Estaba siendo sincera
con todos y sobre todo con ella misma. Ambas sabíamos el sufrimiento que es
pasar días de quimioterapia y hospitales. En ese momento me prometí a mi misma
que aunque sabía que no podía hacer nada al respecto, estaría a su lado
apoyándola hasta el final, pasara lo que pasara y así lo hice.
El 24 de febrero
de 2017 su lucha terminó, no fue fácil para nadie, creo que todos en algún
momento hemos perdido a alguien importante en nuestras vidas. A día de hoy su
recuerdo no me pone triste, al contrario, agradezco que en el tiempo que estuvo
en esta vida pude conocerla, pude conocer el verdadero significado de fuerza y
valentía y sobre todo estoy agradecida, de poder haber compartido momentos con
ella y de estar a su lado hasta el último instante. No puedo ser egoísta, creo
que no podemos ser egoístas en ese sentido. La pérdida de un ser querido es
difícil, siempre nos preguntamos por qué el/ella y no yo, qué haré ahora de mi
vida. El pensamiento que deberíamos tener sería de agradecimiento, agradecer
haber compartido momentos con esa persona, agradecer todo lo vivido con esa
persona y sobre todo saber que esa persona fue ella hasta el final, debemos
aceptar su dolor, saber que nada es para siempre y porque la vida siga no
significa que su recuerdo se marche o se olvide. El recuerdo de ella sigue vivo
en mí más presente que nunca y ahora no sólo vivo por mí, sino también por
ella.
Vivir vuestra
vida momento a momento, amar a las personas que tengáis alrededor da igual los
problemas da igual los conflictos, porque vivir el día y agradecer lo que
tenéis os hace más fuerte más personas y sobre todo más supervivientes reales.
Ella fue una superviviente real y sigue siéndolo esté donde esté. Te quiero mucho sé que lo supiste, sé que
siempre lo sabrás.